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Mi día favorito


"¿Qué día es?", preguntó Winnie the Pooh.

"Es hoy", respondió Piglet.

"Hoy es mi día favorito", dijo Winnie. (Winnie The Pooh)


Hoy es el GRAN día. El último día de este año un poco loco se desvanece, se disuelve y se disipa de repente. Para algunos, fue un buen año lleno de promesas, de sorpresas improbables y de esa belleza tan deslumbrante que es capaz de cegarte sólo al hacer tanto brillar a tus pupilas. El planeta entero vibrará otra vez esta noche al ritmo de millones de resoluciones que todos tomarán con la mayor seriedad del mundo, jurando metamorfosearse como por magia. Algunas personas ambiciosas pondrán como lo hacen las gallinas huevos, resoluciones por toneladas, como si estuvieran trabajando en una línea de ensamblaje de resoluciones de Año Nuevo super eficaz, y probablemente no las respetarán para nada, al final, ya que su agenda de repente se verá empantanada por tantas nuevas obligaciones aparecidas a la misma hora que enero. Parece banal, una resolución, pero de hecho es la formulación de un deseo de ver nacer un "yo" mejor y más evolucionado. Un "yo" declarativo cargador de un deseo de hacer mejor, de ser mejor.


Así que para este año que viene, he pensado convertirme en el osito Winnie (después de todo, soy cortita y cachetona como él) y hacer de cada día mi día favorito de todos los tiempos. Esta es la única resolución que he decidido tomar, y aunque me parezca ya complicada y me causará aseguramente dolores de cabeza, haré todo lo que esté a mi alcance para hacer que mi resolución florezca al menos durante los próximos doce meses.


¿Qué significa, después de todo, hacer que cada día sea el mejor día posible? En cualquier caso, no significa vivir en la negación, eso nooooo, al contrario de lo que podrías pensar. Sí, es posible que enfrente conflictos en la oficina, que mi marido me caiga gordo porque se olvidó de esto y de aquello, o porque ronca demasiado, o llega tarde a tal o tal lugar... También yo podría tener un bad hair day, un acidente de cabello, pues sí, tener alergias después de haber comido mejillones accidentalmente, caerme después de haber pisado un enorme plato de hielo en un estacionamiento mal despejado, quedarme 36 horas prisionera en el aeropuerto de Cairo (ya lo he vivido), sentadita en un banco de madera comiendo cómo único alimento digno de este nombre papitas a sabor de kebab, deprimir porque trato de no comprar productos que contengan aceite de palma (destruye la fauna y la flora), pero todos los productos que me encantan, como las trufas de chocolate, los Drumsticks con caramelo, los pastelitos Vachon y las Wunderbars tienen de esto (¿Porrrrrrr quééééé, madre mía?). Podría romperme la nariz entrenándome en sparring, descubrir que el invierno se está prolongando hasta mayo, caer en las escaleras (¡me pasa a menudo!), me podrían robar la bolsa... Sé todo eso. Pero nada me impide encontrar en mí misma la fuerza que pueda convertir un mal día en una sonrisa sincera.


Ya sabemos, existen los imponderables de la vida. Todos enfrentamos la muerte, la enfermedad, la traición, el rechazo, la injusticia, el malentendido, la vergüenza. Todos tenemos en un momento u otro el deseo de que nuestra realidad sea LA realidad de todos. Levantamos nuestros puños al cielo cuando personas no piensan como nosotros, no viven como nosotros. Nos gusta creer que están equivocados y que no entienden nada de lógica y de ciencia. Fruncimos el ceño, decimos vulgaridades más a menudo que lo aceptable, vomitamos críticas sin tener una idea general de la situación, juzgamos, estamos juzgados... ¿Y qué? La vida es un poco como un partido de tres en raya. Solo debes saber cómo colocar tus piedras en el lugar correcto para contrarrestar las pruebas. Y si no logramos bloquear todo (porque no siempre podemos ganar), cada piedra que se coloca en la tabla de juego debe cargarse de positivismo y de una cierta dosis de alegría cuya intensidad sería proporcional a las tristezas qué queremos ahogar.


La promesa que hago es no mentirme a mí misma. Solo quiero sonreír todos los días, aunque sea por una fracción de momento. Aunque yo tenga mas arrugas por culpa de esto. Quiero entrecerrar los ojos al reírme mucho. Deseo cultivar mis amistades, disfrutar cada momento con quienes me son queridos, desplegar mis alas de mariposa para volar lo antes posible hacia la tierra de los sueños y de la creatividad. Quiero escribir mucho, emocionarme mucho, sentir y dar amor al mas no poder y evitar conflictos innecesarios con aquellos que no piensan como yo. Sí, sé que el planeta no está funcionando bien, que estamos echando a perder nuestro medio ambiente, destruyendo nuestros océanos. También sé que somos cada vez menos tolerantes en todas partes del planeta, y esta hermosa curiosidad acerca de otras culturas se ha convertido en un miedo "del otro". Que a fuerza de querer convivir en "armonía" con nuestros vecinos, tratamos de estandarizarnos para evitar la incomodidad y así nos perdemos, nos olvidamos. En 2019, no haré de estos temas el centro de mi vida. Prefiero elegirme. Nada me impide hacer mi parte para salvar al medio ambiente, continuar siendo esta ciudadana del mundo abierta y apasionada por el ser humano, ser esta risueña empedernida riéndose para un todo y una nada, nada me impide tampoco seguir teniendo esa imaginación desbordante y hacer todo para vivir en un mundo mejor. Pero antes de nada, seguiré mi resolución y sembraré semillitas de arco iris cada vez que tenga la oportunidad, y al menos una vez al día. Lo prometo. Sé que tengo este talento. Ahora depende de mí explotarlo como se debería.


Mi día favorito es hoy, fue ayer, será mañana. Y cuando será difícil que nazca la sonrisa esperada, sé que podré contar contigo y con todos los demás para ayudarme a obtenerla. Siempre habrá alguien en Rimouski, en Chandler, en la periferia de Montréal, en El Cairo, en Ciudad Obregón, en Adapazarı o en Las Vegas para sacudir suavemente mi alma cuando tiemble un poco. Mi fantástico "Marie-Eve crew" siempre sabrá qué hacer conmigo, incluso cuando seré odiosa y tendré el humor "encantador" de una hiena (no te rías). Tengo colegas increíbles. Soy yo quien tiene los mejores amigos del universo (lo siento si pensaste que eras tú). Tengo una familia fuerte siempre dispuesta a apoyarme. Tengo un esposo que entiende mi necesidad de libertad y que la respeta, a pesar de que eso nos convierte en una pareja atípica. No tengo ninguna razón para no acostarme feliz.


Quiero que cada día sea especial. Como lo expresó tan acertadamente Ígor, el amigo de Winnie: "Nunca duele seguir buscando el sol". Bueno, el sol, lo encontraré todos los días. Porque él está allí, brillando en un cielo de verano, así de desnudo en pleno azulado, o jugando a las escondidas detrás de una nube inmaculada y aborregada o otra nube gris de enojo, engordada por lluvia fría o nieve en polvo. Pero se levanta cada mañana y se acuesta cada noche. Esta es una certeza. Esta es MI certeza.


Feliz año. Felices 365 días. Feliz vida.



| par La vie est un piment

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