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2020 en el retrovisor


« Nada dura y por lo tanto nada pasa. Y no pasa nada precisamente porque nada dura. » (Philip Roth)


Dedico este texto al inolvidable Derek Aucoin, amante incondicional del Humano con H mayúscula, gigante con un corazón tierno como malvavisco, que se fue demasiado temprano. Fuck cancer.


Estimado 2020,


Ahora te tenemos (finalmente) en el retrovisor, por no decir en el C-U-L-O. No hace falta decir que me alivia saber que te divorciarás de nosotros después de un año de matrimonio bastante tormentoso. Estoy un poco mareada, la verdad. El oleaje, no me gusta mucho, excepto cuando llevo puestas mis pulseras anti-mareo y me tomo unos Gravol jengibre. Muchas gracias por irte hacer olas por otros lugares. Dicho eso, sentí por momentos a pesar de todo un poquito de placer por haberte conocido, tengo que admitirlo. No fuiste siempre tormentas y mareas.


Nos vas a dejar como legado mucho vocabulario actualizado y nuevas expresiones, no todas brillantes. Mierdias, por ejemplo (una fusión de media y de mierda... Esta expresión no debería existir, pero la paranoia colectiva quiso lo contrario). Turistontos (alias los que van a bailar salsa en Cancún pegaditos pegaditos y luego regresan a invadir el Costco apenas pasada la aduana). Covidiotas (o zombis de papel higiénico). Racismo sistémico (ya sabes, eso existe en todo el mundo excepto aquí). Conspiracionistas (aquellos que creen que les vamos a poner un microchip). Confinamiento. Desconfinamiento. Reconfinamiento. Palabra en N (¿podemos decirla o no?). Asintomático. Estado profundo. Geopolítica profunda. Todo lo profundo, ósea (incluso un coito de repente se vuelve sospechoso). Destitución. Teletrabajo. Aplanar la curva. Sexo seguro (con el condón Y la mascarilla, nada menos). Vino (el año en que se descubrió que el alcohol era un servicio esencial). Dick pic (una gran moda este año, probablemente debido al abuso del servicio esencial previamente mencionado y al aburrimiento mortal de algunos). Arcoíris (¡ya no puedo ver ni uno!). Hidroxicloroquina (sé cómo decirlo, y sobre todo sé que no funciona para nada). ¡Siento que hablo mucho mejor desde que me educaste, 2020! Tengo un lenguaje fino, ahora.


Porque 2020, nos mostraste lo peor y lo mejor, como la luna y su lado oscuro. Antes de que te instalaras cómodamente en nuestras tierras, no teníamos idea, por ejemplo, de que existían los complots pedo-satanistas, y menos que algunos creían en ellos hasta el punto de dejar de hablar con su madre, en el nombre de alguien llamado Q ... No sabíamos que el papel baño se convertiría en moneda de cambio para otros bienes y servicios. Que la ciencia iba a valer menos que unos chavos en trusas haciendo videos en YouTube para explicarte la vida. No podíamos saber que Lucie Laurier[1] siempre tenía razón, incluso cuando estaba equivocada. Aprendimos que incluso si una víctima de agresión sexual es creíble, y peor aún, creída por un juez, si no hay testigos, habrá una absolución ... lo que ha llevado a mucha gente a denunciar a su acosador en las redes. Que oficialmente nadie es racista (aquí no somos racistas pues), y que el racismo sistémico no existe, ya que no paga lo suficiente en las elecciones para validar su existencia (Bueno, al morir de maltrato policiaco, George Floyd demostró que estábamos equivocados, pero esto no parece importar.). Y esas imágenes de koalas quemados vivos a veces nos conmueven más que ancianos solitarios muriéndose de Covid-19 en sus hospicios. Black Mamba ha fallecido y muchas niñas recién nacidas fueron llamada Gianna. ¡Hasta Maradona se murió! Matar a Kobe y Diego en el mismo año, sin mencionar a James Bond y RBG, la parca está que se sale. Serial killer style. Has tenido el gatillo fácil todo el año, 2020. ¿Cómo pudiste hacernos esto? Sí, 2020, nos mostraste muchas cosas feas.


Pero también hubo algo bueno. Lograste hacerme sentir bien a veces. Trump perdió. Se va pronto y creo que rara vez tuve tanta prisa, aunque extrañaré a Alec Baldwin en SNL. Argentina legalizó el aborto (todavía despierta pasiones, lo sé, pero se hizo necesario). Descubrí el jogging (aunque me hizo sufrir) y los grupos de entrenamiento virtual (¡con las sesiones de abdominales en llamas de Samuel!), y junto con el boxeo, ¡perdí 35 libras! ¡Estoy orgullosa de mí! Así pude ponerme un hermoso vestido rojo en Navidad comprado hace ocho años y nunca usado (¡qué quieres, mis gustos son atemporales!) y así resaltar mi nueva cintura de avispa en progreso ... aunque no tenía a nadie a quien exhibirla (¡maldito encierro!). Te juro que encontraré la manera de lucirme en 2021, sobre todo porque ahora tengo trapezoides bonitos y protuberantes, además de una figura fina y unas piernas bonitas y musculosas. ¡Sí, estoy presumiendo! Me veo bien hot y está bien así.


Además del cuerpo de bikini en ciernes, me hice nuevos amigos virtuales (porque lo virtual era la gran cosa en 2020, lo quisiste así) y encontré mentores que me empujan a ir al máximo de mis habilidades. Gracias por eso. Entendí que hay gente realmente buena aparte de los tiburones y la gente egoísta. No solo causaste estragos, ¿ya ves? Me permitiste enternecerme frente a la creatividad global para combatir el aburrimiento. Redescubrí a Damien Robitaille, un artista versátil con mucho humor que todos los días durante meses ha publicado un video musical elaborado desde su sala de estar para hacernos sentir bien. Realmente disfruté de la suntuosa naturaleza de mi región. También he notado que algunos de mis colegas ahora trabajan todo el día en pijama, sin brasier, sin camisa ... Todas las excusas son buenas para no encender la maldita webcam (cuando lo pienso, durante toda la primavera, yo seguí teletrabajando con zapatillas, maquillada y perfumada como una pobre alienada. En fin ...). ¡Ah! Ahora simpatizo con el cartero. Está padre, ¿verdad? Porque gasté más que lo suficiente, él vino a tocar el timbre de mi casa muy a menudo. Encontré una manera de comprar zapatillas altas a pesar de que no tenía oportunidad de usarlas. No me compré uno, ni dos, sino tres pares de guantes de boxeo Rival (uno para el martes, uno para el jueves y otro para soñar, ya sabes). Incluso suscribí a compras mensuales de calcetines deportivos (tengo un par con lobos, ¡pero shhhh! ¡No lo digas en voz demasiada alta, aun da penita!).


Gracias a ti, llegué a conocerme mejor. Solía ​​pensar que era paciente. Pero sé ahora que, aunque soy paciente, tengo mucha prisa. Es una locura como el tiempo puede parecer largo, confinado en casa, cuando estás acostumbrado a estar en acción. Admito que estoy un poco cansada de escuchar a algunos sermonear a personas «como yo» con frases vacías como «Aprecia lo que tienes» o «Hay peor en la vida que quedarse en casa». ¿Qué estamos tratando de enseñarme, de todos modos? Sé que no hago llorar a nadie con mi teletrabajo en mi casita, que hay desempleados, huérfanos, pobreza en el mundo, etc. Sin embargo, eso no significa que vivir en contra de tu naturaleza sea una broma.


Tuve que reinventarme, buscar proyectos para llevar a cabo desde mi capullo y cultivar el arte de pasar la mayor parte de mis días con una misma persona (no es que mi esposo sea una persona difícil, querido 2020, pero estaba acostumbrada a ver a otras caras todos los días). A veces, me hubiera gustado estar en Ste-Julie para abrazar a la familia de mi hermano (su pequeño bebé nacido en abril está enfermo), o estar en Gaspésie con mi abuela hablando de viajes, recetas y su desamor por Marc Labrèche. Me hubiera gustado tomar el avión para ir a un campo de boxeo con mi amigo Li en Las Vegas o en León, y que me hiciera sufrir diciéndome de dejar de quejarme y que no es tan complicado hacer doscientos mil burpees. Me hubiera gustado participar en algunos tailgates frenéticos en el estadio Saputo a beber cervezas con los amigos, tomar té en Sakarya o dar la vuelta de los bares en Nashville con mi mejor amiga. A ti, 2020, no te importan mis sentimientos. Estás de paso.


Entonces, 2020, ¿a dónde vas? Y mejor no, no me digas demasiado de tus planes ni de tu destino, para no sembrar en mí las ganas de ir a ver qué puedes hacer allí y caer en tu trampa. Después de todo, el voyerismo también es una moda que habrás dejado aquí. Ocuparse de lo que pasa con el vecino. Juzgar la vida de los demás. Indignarse por tonterías. Solo espero que no dejes herederos y que no olvides ningún efecto personal cuando te vayas. Ahora que te tengo en el retrovisor, te vas a quedar ahí, punto.


Y sí, a medianoche hoy, seré una de los que gritarán JUMANJI en voz alta, por si acaso.


Adiós 2021.

El rey se murió, que viva el rey. UH no.




[1] Actriz canadiense aficionada de las teorías conspiracionistas

| par La vie est un piment

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